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Eminencia gris
16 DE MARZO DE 2019

Eminencia gris
Aldous Huxley
EDHASA
Barcelona, 1979
pp. 304

 

Aldous Huxley (1894-1963) se interesa en la vida religiosa francesa del siglo XVII cuando en 1938 lee la Histoire du Sentiment Réligieux en France, del abate Brémond. En el curso de su estudio se encuentra con la figura del capuchino François Leclerc du Tremblay (1577-1638), que en su congregación se le conocía como el padre José de París.

Este capuchino capta su atención. “Este monje descalzo era el consejero confidencial y brazo derecho del cardenal Richelieu. Además, mucho antes de que Richelieu llegara al poder, él era ya confidente y agente de María de Médicis y de algunos otros personajes de casi igual importancia.”, dice Huxley.

Y añade que su vida encierra “uno de los más curiosos enigmas psicológicos, el de un hombre apasionadamente preocupado por conocer a Dios, familiarizado con las más altas formas de la gnosis cristiana, que ha pasado por lo menos por los estados preliminares de la unión mística, envuelto, a la vez, en la intriga de la corte y la diplomacia internacional; ocupado en propaganda política y dedicado de todo corazón a una política cuyos resultados inmediatos de muerte, de miseria y de degradación moral podían verse fácilmente en todas las regiones de la Europa del siglo XVII…”.

El padre José, que vivía de forma particularmente austera, construyó una red de información al servicio del cardenal Richelieu, primer ministro del rey Luis XIII. El capuchino opera, por convicción patriótica, para que se prolongue lo más que se pueda la terrible Guerra de los Treinta años, con un propósito preciso: destruir el poderío de los Habsburgos, para engrandecer a Francia. La guerra provocó la aniquilación de un tercio de la población de la Europa central.

A Huxley le fascina y al mismo tiempo le extraña cómo un religioso, un fraile capuchino, un místico de profunda experiencia religiosa, un hombre afable y generoso, puede al mismo tiempo ser un político sagaz y manipulador. Un personaje capaz de hacer cualquier cosa con tal de obtener su objetivo.

El autor se adentra en su esfuerzo por entender la psicología del padre José. Nos presenta a un individuo de enorme complejidad y con rasgos de esquizofrenia. En él viven dos hombres, de un lado, el monje humilde y austero, y del otro, el político y diplomático implacable.

La vida para José, con todo, no es fácil. Él es consciente de su contradicción, pero no la puede resolver. Huxley lo intenta explicar con lo que se conoce como la “ambición vicaria”. Para las personas que están en esta situación el fin justifica los medios siempre que no sea a favor de su persona, pero sí para la gloria y el poder de un Estado, de una institución o una idea.

Los ambiciosos vicarios suelen ser grandes idealistas, en cuanto a los propósitos, e implacables realistas en cuanto a los medios que se deben de utilizar, para obtener el fin que persiguen. En todo caso es una ambición más sutil, más refinada y al mismo tiempo más perversa. Es capaz de aniquilar a una persona espiritual como al padre José.

En el tercer capítulo, “El fondo religioso”, Huxley se adentra a la tradición de la mística cristiana. Se basa en dos textos; una obra inglesa del siglo XIV cuyo autor no se conoce, The Cloud of UnKnowing (La Nube de lo Desconocido), y la otra es un texto del que se habla poco, la Regla de la Perfección, escrita por el padre Benet de Canfield, guía espiritual del padre José.

Después de ese análisis, Huxley afirma que “un mundo totalmente no místico sería un mundo totalmente ciego, un mundo de locos. Desde principios del siglo XVIII en adelante, el número de fuentes de conocimiento místico ha ido disminuyendo constantemente en todo el planeta. Estamos peligrosamente adelantados en la oscuridad”. La reflexión que ofrece el texto es apasionante y está escrito de una manera inteligente y concisa.

Versión originalGrey Eminence: A Study in Religion and Politics (A Biography of father Joseph), Editorial Chatto and Windus, Londres, y Harper and Brohters, Nueva York, 1941. La traducción del inglés al español de Pedro de Olazábal. En español la primera versión es de 1942 publicada por la editorial Sudamericana, Buenos Aires.