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El arma en el hombre
2001

El arma en el hombre

Horacio Castellanos Moya

Tusquets Editores

México, 2001

Pp. 132

 

La novela trata sobre la realidad de El Salvador. Es una constante de su obra. Mientras muchos de los creadores de la nueva novela en América Latina dejan de lado los temas cercanos a su realidad, Castellanos Moya profundiza en ellos. Su materia prima es lo que ocurre en su país y los personajes que lo habitan.

En la obra no hay buenos o malos, justos o injustos, lo que existe es la realidad, tal cual es, y los hombres y las mujeres que la pueblan.

Las situaciones que se cuentan son brutales, por su crudeza que es absolutamente real. Así se ha vivido en una realidad como la salvadoreña. No son testimonio directo, no son hechos históricos, pero reflejan la realidad.

En los personajes de la novela los valores tradicionales no tienen lugar. Los oligarcas siempre actúan en la lógica de sus intereses y así ocurre también con los sectores populares.

Los hombres y mujeres de la novela tienen su propia ética, se ajustan a ella, y por eso puedan hacer frente a la vida y sobrevivir.

El ir y venir de los personajes se da cuenta de generaciones de salvadoreños que han tenido que emigrar. Unos por razones de trabajo y otros por la guerra, pero también para descubrir nuevas dimensiones del mundo.

Los que se fueron, entre ellos el autor, siempre regresan. Una y otra vez vuelven a El Salvador. Es una adicción, un odio-amor que siempre está presente, que parece no tener solución y nunca tiene fin.

Robocop, el personaje central de la novela, participó en las fuerzas de élite del Ejército Salvadoreño, pero un día después de haberlo dado todo, se le informa que ya no se les necesita.

Su mundo, el centro sobre el cual ha construido su existencia, se viene a tierra. Lo mismo ocurre a los guerrilleros. La vida que lo integraba todo – familia, trabajo, ilusiones, sueños y futuro – se rompe y no queda nada.

Robocop, como otros muchos salvadoreños que emigraron, pero también los que se quedaron tienen que reinventarse.

En ese proceso de recreación, después de la intensidad de la tormenta, crean una vida todavía más intensa y apasionante como la que vivieron en los años de la guerra.